Un tema muy importante en el mundo de los negocios
actualmente es la innovación, todos hablan y reconocen su importancia pero, empecemos por lo básico: ¿qué es realmente
la innovación?
Si consultamos un diccionario, según la Real Academia Española (RAE), innovar
significa “mudar a alterar algo
introduciendo novedades”.(http://www.rae.es/rae.html). En el mundo de los negocios,
innovar es el proceso de generar nuevas ideas
y ejecutarlas de forma tal que produzcan valor para nuestra empresa. Dicho
en términos más amplios, la innovación se define según el Manual de Oslo
(publicación que hace la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económico) como “la introducción de un nuevo, o significativamente mejorado, producto
(bien o servicio), de un proceso, de un nuevo método de comercialización o de
un nuevo método organizativo, en las prácticas de la empresa, la organización
del lugar de trabajo o las relaciones exteriores.” (OCDE, 2005).
Entonces como podemos ver hay diversos tipos de
innovación, ya sea productos, servicios, procesos, métodos de comercializar,
entre otros.
¿Todas las
innovaciones tienen el mismo grado o intensidad?
Existen dos grados de innovación según coinciden la
mayoría de autores: incremental y radical o también llamada disruptiva.
1. La innovación incremental son mejoras sostenidas,
pequeñas y acumulativas. Esto hace que las empresas sean cada día mejor y con
eso más competitivas, aunque no transforman o producen grandes cambios en las
empresas.
2. Innovación radical o disruptiva son grandes cambios
que transforman a las empresas y el sector donde compiten, haciendo que los
mercados se amplíen, los precios bajen y/o los productos y servicios sean más
accesibles.
Recientemente el profesor de la Universidad de Harvard
Clayton Christensen, ha puesto de moda
la innovación disruptiva en los modelos de negocios, un tipo de innovación
radical pero enfocada en la forma cómo
se hace negocios y atiende al mercado, lo que llamamos precisamente modelo de
negocios. Un ejemplo son los tipos de empresas que no cobran por sus servicios.
Este tema de modelos de negocios e innovación en ellos, lo hemos tratado en
otras entradas de este blog.
¿Cuál es la
situación en Costa Rica?
La innovación es difícil de conceptualizar pero
también de medir. En Costa Rica un esfuerzo muy interesante es el que efectúa
el Ministerio de Ciencia y Tecnología
(Micit) que publica los Indicadores
Nacionales de Ciencia, Tecnología e Innovación. En su edición más reciente, disponible en www.micit.go.cr podemos encontrar elementos
muy interesantes. Por ejemplo para 2011 el monto invertido en Actividades
Científicas y Tecnológicas (ACT) ascendió a 728,8 millones de dólares y la
mayor parte provino del sector público.
¿Y cuál es el comportamiento del sector empresarial?,
que es el que nos ocupa en este espacio.
Si bien es cierto su aporte es menor al del sector
público, como se mencionó, hay elementos muy interesantes por destacar. Por
ejemplo el citado informe del Micit señala que “la cultura de la innovación se viene consolidando cada vez más en las
empresas de los sectores estudiados, pues porcentajes mayores de estas realizan
actividades dirigidas a generar innovaciones”. Esto se reafirma con el
hecho de que casi el 50% de la muestra encuestada manifestó realizar algún tipo
de actividad dirigida a lograr innovaciones. Es importante acotar que este
estudio analizó exclusivamente empresas de la industria manufacturera, energía
y telecomunicaciones.
A la hora de financiar esas actividades de innovación,
un 36% acude a la reinversión de sus
propias utilidades y un 20% aproximadamente acude a la banca estatal. Otras
fuentes son la casa matriz en algunos casos o aportes extraordinarios de los
socios. Casi nulo es el uso de otras fuentes como recursos de clientes,
proveedores, organismos de apoyo, universidades y
otros. Llama la atención que no más del 5% ha usado los fondos que tiene el
Micit para apoyar estos esfuerzos y que casi la mitad de quienes no lo han
usado alegaron desconocerlos.
En cuanto al tipo de innovación, un 87% de los
encuestados dijeron lograr algún tipo de innovación, ya fuera radical o
incremental. Y dentro de las diversas categorías, la innovación en productos y
servicios es la más citada (68%) seguido por la de proceso (62%).
La fuente de información dirigida a la innovación más
utilizada es la Internet (72%), aunque un porcentaje considerable (levemente
superior a 50%) dijo que utiliza información de clientes y proveedores.
Los obstáculos a la innovación son muchos y variados.
El reporte del Micit los clasifica como microeconómicos (relativos a las
empresas); meso-económicos (de mercado) y macro económicos. Además las
respuestas varían en función del tipo de empresas que se trata (quienes si
hacen innovación versus quienes no hacen). En general aunque con diferencias de
magnitud, entre ambos tipos de empresas, los factores inhibidores más
relevantes fueron escasez de personal, tamaño y estructura del mercado, acceso
a financiamiento y políticas de apoyo inadecuadas.
El citado informe del Micit contiene mucha información
adicional, por ejemplo sobre modelos de administración de recursos humanos,
patentes, uso de tecnologías de información y comunicación en las empresas,
innovación y desempeño ambiental, etc.,
que puede ser muy útil para trabajos de investigación y prácticas.
Referencias
MICIT. (2012). Indicadores Nacionales de Ciencia,
Tecnología e Innovación. Disponible en www.micit.go.cr
OCDE- EUROSTAT (2005): “Oslo
Manual: Proposed Guidelines for collecting and interpreting Technological
Innovation Data”.
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