Esa fue la pregunta
que lanzaron como gancho los profesores Clayton Christensen, Michael Raynor y
Rory McDonald, para invitarnos a leer su artículo sobre qué es la innovación
disruptiva en el volumen de diciembre anterior de la revista Harvard Business Review.
El artículo es algo
teórico, para lo que usualmente acostumbra publicar esta revista, pero los
autores sostienen que una mala definición del tipo de innovación a la cual nos
enfrentamos o buscamos generar, puede llevarnos a tomar malas decisiones.
Pero veamos qué nos
dicen los autores sucintamente, para definir si Uber es innovación disruptiva y
sus implicaciones para la práctica gerencial.
Una innovación
disruptiva, explican los autores, se origina en dos posibles fuentes: en
mercados de baja gama o en puntos de apoyo de nuevos mercados. Un mercado de
baja gama es donde se ubican aquellos clientes a quienes menos atención les
pone una empresa porque está enfocada en atender a sus clientes más
exigentes y rentables. Por otro lado un punto de apoyo en nuevos mercados es
crear un mercado nuevo, es decir convertir a quienes no consumen un producto o
servicio en nuevos consumidores del mismo.
La otra característica
de las innovaciones disruptivas acorde a la teoría de los autores es que este tipo
de innovaciones no atrapan a los clientes hasta que la calidad de sus productos
y servicios cumplan sus estándares. Es decir, generalmente las innovaciones
disruptivas se consideran inferiores a
los productos y servicios establecidos o dominantes pero, conforme pasa
el tiempo y aumenta su calidad o se consolida su modelo de negocios, terminan
robándose el mercado de los competidores consolidados.
Analizando el caso de
Uber parece que no se cumplen los preceptos por lo cual no califica como
disruptiva. ¿Y eso importa se preguntan los mismos autores? ¿Qué más da
llamarla de una u otra forma?
Acá el asunto es que
una buena teoría sirve para tomar decisiones. En general es bastante aceptado
que existen diversos tipos de innovación, (disruptiva, sostenibles y de
eficiencia en términos del profesor Christensen y sus colegas o incrementales
versus radicales según el Manual de Oslo) y por ende la forma de administrar
cada una difiere.
En el caso de Uber
parece que estamos ante una innovación sostenible o incremental. Entonces
¿cuáles respuestas estratégicas podríamos esperar de los competidores
consolidados, es decir principalmente taxis?
El primer argumento ha
sido acudir al contexto legal, para tratar de eliminar a los competidores. Es
algo válido, recordemos que la estrategia de una empresa contempla los factores
internos y externos. En este último se incluye el entorno y las regulaciones
legales son parte fundamental del mismo. Pero, ¿debería ser esa la única
alternativa?, ¿no será riesgoso asumir
una defensa solamente desde esa postura?
¿Qué otras
alternativas tendrían los competidores que se enfrentan a una competencia de
este tipo de innovación incremental?
Una muy usada es la
copia, es decir lanzar sus propias aplicaciones y tratar de imitar el modelo de
negocios de Uber. De hecho en las noticias han aparecido algunos casos aunque
son aislados según me ha parecido a mí, sin estar muy enterado del tema. Pero
además de copiar (en el buen sentido de la palabra desde el punto de vista
estratégico) también se puede pasar a la contra ofensiva buscando atacar con
otras innovaciones.
¿Qué le parece?, ¿qué
estrategias podrían usar las empresas que enfrentan este tipo de innovaciones?
Le invito a que compartamos ideas.
He sido usuario de ambos servicios, dejando de lado el entorno legal, simplemente la calidad del servicio que brinda Uber no se compara a la que se da en un servicio público de taxis, autos limpios, choferes presentables, ambiente de seguridad. Considero que más que una innovación de UBER, lo que hace es dar una respuesta a las exigencias tecnológicas y de servicio de las nuevas generaciones. ¿Qué deben hacer la "fuerza roja"? Desde mi punto de vista, poner de su parte en brindar un servicio de calidad, pensar más en las necesidades de sus cliente y apuntar por hacer uso de los recursos tecnológicos, pues en temas tarifarios no hay mucho que hacer.
ResponderEliminarMuchas gracias por comentar. Concuerdo con usted, acá el tema es cómo añadir valor a la propuesta de la fuerza roja y volverse más competitivo versus Uber. Esa debería ser la principal preocupación de los taxistas, más allá del entorno legal.
ResponderEliminarLa ¨fuerza roja¨ debe primero comprender que la innovación en el servicio y la exigencia de los usuarios los ha rebasado, que las organizaciones no deben aferrase al statu quo; no es óptimo, ni eficiente, es nocivo y toxico. Trabajar por identificar la ¨causa raíz¨ con la técnica de 5W + 2H del desplazamiento de la demanda de sus ex clientes a nuevas opciones; reconocer efectos de las variables que intervienen en sus problemas y reconocer las causas (diagrama de Ishikawa), consolidar las razones por las que sus clientes ya no lo son o en proceso de no serlo más y agruparlas en las pocas vitales (Pareto) y realizar planes de acción. No se trata de atacar la competencias per se, conocer las necesidades de sus usuarios en lo esencial, ese es el frio que se encuentra en las cobija no en las del competidor.
ResponderEliminarGracias por comentar Douglas. Me parece que en lo que todos estamos de acuerdo es que solo usar el argumento legal o de entorno es insuficiente, estamos en mercados competitivos donde reina el cliente y conocerlo para satisfacerlo debe ser el objetivo de todos. Gracias.
ResponderEliminarEl éxito de Uber significa claramente menos ingresos y margen para los taxistas tradicionales.
ResponderEliminarPor una parte, el crecimiento de Uber se consigue “ganando” cuota de mercado a los taxistas con licencia.
Por otra, como el éxito de Uber es debido principalmente a tarifas más bajas, los taxistas tradicionales se ven precionados a bajar tarifas para poder competir. Para estos últimos, bajar tarifas en un contexto en el que la mayor parte de sus costes son fijos, significa reducir márgenes.
Está claro que Uber no es bueno para los taxistas con licencia.
Hola Yuliana, muchas gracias por leer y comentar. Indudablemente que tratas un tema álgido como es la regulación, lo cual compromete la competitividad de unos y otros. Creo que lo justo sería tener "la cancha pareja" para todos los jugadores y así puedan competir en igualdad de condiciones. Saludos.
Eliminary
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