viernes, 31 de octubre de 2025

Cultura: el tercer paso para hacer de la innovación un hábito

En toda empresa existe una serie de valores, creencias y normas que son intangibles pero que guían la forma en que las personas actúan: eso es, en términos simples, la cultura organizacional.

Y no hay organización sin cultura. La pregunta en materia de innovación es:
👉 ¿Cómo moldear una cultura que sea favorable a innovar?

Esto es vital, porque podemos tener una direccionalidad clara, y procesos definidos, pero si la cultura no favorece la innovación, nada de eso funcionará.



📌 ¿Qué hacen las empresas innovadoras?

En mis visitas a 15 empresas altamente innovadoras de México, Colombia y Costa Rica encontré diversas respuestas.

Kemical (Costa Rica) utiliza el modelo propuesto en La empresa invencible de Alexander Osterwalder y colegas. Gestionan la cultura desde tres niveles:

    1. Resultados que se buscan alcanzar (positivos o negativos, producto de los comportamientos).
    2. Comportamientos que adoptan individuos y equipos.
    3. Facilitadores u obstáculos que influyen en esos comportamientos: políticas, procesos, sistemas de recompensa, rituales o acciones cotidianas.

 TGM (Medellín), agencia de publicidad, define su cultura con reglas simples: don’t y must. Por ejemplo:

❌ Lo que nunca debe pasar: maltratar a otras personas.
✅ Lo que siempre debe suceder: respeto al intercambiar ideas.

Vinzeta (Bogotá), con más de 90 años de trayectoria, promueve una comunicación abierta y constante para que los colaboradores propongan mejoras de manera permanente.

Yaskawa (México) fomenta una cultura de mejora continua y apertura, donde todos participan en la innovación mediante equipos interdisciplinarios y reuniones periódicas.



📌 Innovar implica riesgos

Impulsar una cultura innovadora también significa aprender a gestionar errores y fracasos.

En Skudmart (Colombia) lo tienen claro. Su gerente de innovación, Andrés Martínez, explica que su cultura tolera los errores siempre que se hayan seguido los procedimientos y pruebas necesarios. Por ejemplo, en el lanzamiento de un nuevo producto, el fracaso se convierte en aprendizaje, no en castigo.



✅ El mensaje central

Una cultura proclive a la innovación no se crea de la noche a la mañana. Se construye con acciones concretas que definen:

  • Lo que se valora y lo que no
  • Cómo se comunican las ideas
  • Cómo se manejan los errores
  • Qué comportamientos se recompensan

Cuando la cultura apoya la innovación, la direccionalidad y los procesos encuentran terreno fértil para dar frutos.



📘 Este post es un extracto de mi libro "Haciendo de la innovación un hábito", basado en visitas a 15 empresas altamente innovadoras en México, Colombia y Costa Rica.

En el libro desarrollo una propuesta práctica compuesta por cuatro pilares:
Direccionalidad, procesos, cultura y personas, con liderazgo y contexto como ejes transversales.

👉 Lo puedes adquirir aquí: libro

 

💬 Nota del autor

Este artículo fue redactado por el autor y revisado con el apoyo de ChatGPT (OpenAI) para optimizar el estilo, la claridad y la fluidez del lenguaje. Todas las ideas, ejemplos y conclusiones pertenecen exclusivamente al autor.





viernes, 3 de octubre de 2025

Procesos: el segundo paso para hacer de la innovación un hábito

Una vez que la innovación tiene una dirección clara (como vimos en el post anterior), necesita algo más para convertirse en una práctica constante dentro de la empresa: procesos.

🧭 Si la direccionalidad marca el rumbo, los procesos son los caminos que permiten recorrerlo.

Hablamos de mecanismos que hagan posible que, una vez detectada una necesidad o una oportunidad de innovación (en productos, servicios, procesos u otras áreas), la organización pueda:

  1. Generar ideas
  2. Valorarlas y priorizarlas
  3. Testearlas
  4. Implementarlas o descartarlas

🔍 Estos procesos no deben ser complejos, pero sí adaptados a las características, recursos y cultura de la empresa. Veamos cuáles son algunos de esos factores y cómo lo hacen diferentes organizaciones:


📌 Tamaño de la empresa

El número de personas influye en cómo se estructura la innovación:

  • En empresas pequeñas, como Colombia Cycling o Hugger Island (Medellín), los procesos son simples y naturales: las ideas surgen de conversaciones informales entre el equipo, los líderes e incluso los clientes.
  • En organizaciones más grandes, como Kemical o Industrias Mafam (Costa Rica), o Alsec y Skudmart (Medellín), es necesario contar con procesos más organizados para evitar el caos y asegurar que las ideas no se pierdan.

📌 ¿Procesos cerrados o abiertos?

Otra decisión clave es si se permite que personas externas participen en el proceso de innovación:

  • Empresas como Kemical o Vinzeta (Bogotá) mantienen procesos más cerrados, limitados a sus empleados y clientes.
  • Otras como Rancho Medio Kilo (México) o Labfarve (Bogotá) optan por enfoques abiertos, donde colaboran también proveedores, aliados, universidades o incluso competidores.

📌 El entorno competitivo

El sector en que opera una empresa también moldea sus procesos:

  • Una agencia como TFG (Medellín), del mundo publicitario, puede experimentar con libertad y agilidad.
  • En cambio, empresas reguladas como Labfarve (sector farmacéutico) deben cumplir con normativas estrictas, lo que implica procesos de innovación más formales y controlados.

El mensaje central

Sin importar el tamaño, el sector o el enfoque, lo importante es que exista un proceso estructurado (aunque sea sencillo) que permita a la empresa:

➡️ Generar ideas
➡️ Evaluarlas
➡️ Probarlas
➡️ Ejecutarlas (o descartarlas de forma consciente)

Solo así la innovación puede pasar de ser un evento esporádico a convertirse en un hábito sostenible.

 

📘 Este post es un extracto de mi libro "Haciendo de la innovación un hábito", basado en visitas a 15 empresas altamente innovadoras en México, Colombia y Costa Rica.

En el libro desarrollo una propuesta práctica compuesta por cuatro pilares:
Direccionalidad, procesos, cultura y personas, con liderazgo y contexto como ejes transversales.

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